Sumeria


Sumeria fue una civilización, e histórica región ubicada en el sur de mesopotamia entre el río tigris y Éufrates, actualmente irak; los sumerios se establecieron primero entre el 4500 y 4000 a.C por un pueblo no semítico que no hablaba lengua sumeria. 
Durante esta época se comenzaron a desarrollar métodos para mejorar la  productividad en la agricultura, el desarrollo del comercio y el establecimiento de industrias, incluyendo el tejido, cuero, metal, mampostería y cerámica.
La civilización sumeria comenzó a tomar forma en Uruk, 4000 años antes de Cristo. Fué conquistada por los reyes de habla semítica del imperio acadio al rededor de 2270 a.C, las reglas nativas de sumeria surgieron de nuevo cerca de un siglo después en la tercera dinastia de Ur conocido como el renacimiento de Sumeria



 Los sumerios han sido considerados como la cultura urbana más antigua de la historia. La escritura, invento crucial que divide prehistoria de historia, ha sido atribuida en primera instancia a esta magnífica civilización que habitó en las regiones sobre las que se asienta el actual Irak. Ya durante el V milenio a.C. existían asentamientos en la zona, que fueron enriqueciéndose étnicamente con la llegada de pueblos semitas y, más tarde y hacia el 3.300 a.C., de los sumerios propiamente dichos.
Su lengua era completamente diferente a las semitas del lugar. Tenía carácter aglutinante, o lo que es lo mismo, mezclaban sílabas que expresaban conceptos independientes para construir otros nuevos. Por ejemplo, “Ka” (boca) y “Ninda” (pan), kaninda, era el término usual para “comer”. Tenían unos relativamente elevados conocimientos astronómicos, quizá motivados por su origen montañoso. De hecho, el punto de origen de los mismos cuando arribaron a Mesopotamia estuvo situado probablemente en alguna zona cercana a los Montes Zagros. Muchos son los rasgos culturales que denotan esta característica: sus dioses, sus conocimientos de agricultura, etc... Es asombrosa la precisión histórica que denotan algunos de sus textos, como por ejemplo el denominado “Cómo vino el grano a Súmer”, donde se narra cómo los dioses trajeron el grano y lo escondieron en las laderas de las montañas, coincidiendo plenamente con la visión actual de que tras la retirada de los hielos al fin de la última glaciación, floreció una rica variedad de fauna gramínea en las laderas de las zonas más elevadas.

Un recuerdo así podría explicarse por la existencia de una marcada conciencia histórica de sus habitantes, puesto que el proceso explicado había tenido lugar varios miles de años antes, en concreto hacia el 9.500-9.000 a.C. Todo ello, incluso, sin el uso de registro histórico alguno.
Aunque los sumerios no fueron originalmente demasiado elevados en número, pronto se mezclaron con la población del lugar llegando a hacerse predominantes y estableciendo su lengua y culturas como base. Su depurada técnica en la irrigación de las tierras a través de la construcción de canales permitió un rápido crecimiento tanto en habitantes como en ciudades. Pronto, las riberas de los ríos Tigris y Eúfrates, que hoy conservan un curso sensiblemente distinto al de aquella época, se vieron inundadas por ciudades-estado y por la existencia de una red comercial muy fructífera. Río arriba y río abajo los intercambios no cesaban; incluso es probable que el mismo Noé bíblico, cuya aventura no es más que una versión judía de otro relato sumerio que nos presentaba a Ziusudra, no fuese más que un comerciante de animales y pieles que se vió sorprendido un buen día por una crecida de los ríos más poderosa que las habituales en aquellas épocas, que no eran pocas en número.
Cada ciudad-estado contaba con un Ensi o príncipe regente. De entre todas ellas, la que se hacía predominante por su riqueza y poderío militar elevaba a su gobernante a la categoría de rey de Súmer, o lugal (“hombre grande”). En realidad deberíamos llamar a Súmer ki.en.gir, que era su nombre en lengua nativa, o en su defecto Shumerum, que era el término acadio posterior. Así, en una inscripción de Sargón I de Acad, puede leerse “Sharrukin, rey de Shumerum y Akkad”. Realmente, tanto Súmer como Acad y Babilonia fueron tres versiones de una misma cultura que fue evolucionando a lo largo de los milenios. Eran imperios cuyas poblaciones procedían de diferentes etnias, como los semitas y los sumerios propiamente dichos.